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El centro cultural La Invisible de Málaga cumple 14 años de vida en su etapa de mayor incertidumbre

Amanda Romero – grupo jurídico  

En marzo de 2007 un grupo de activistas y artistas ocupaban un edificio público abandonado en el centro de la ciudad de Málaga.

En aquellos días se celebraba el Festival de Málaga-Cine Español. Aquella ocupación intentaba ser una llamada de atención a otra cultura, a un arte menos comercial que se sentía eclipsado por los focos de la industria cultural y más institucional.

Aquel espacio tomo el nombre de la invisible y  se convirtió con los años en un laboratorio de pensamiento, de cultura diferente y disidente, y de activismo. Por allí han pasado algunos de los grandes pensadores del mundo, conectados con otros espacios como el Reina Sofía. Lo que ha convertido este lugar  en un espacio de interés para la calle y también para la academia.

En todo este tiempo, la convivencia con el ayuntamiento ha tenido altos y bajos. En 2011, se firma un convenio de cesión temporal. Ahora la situación precaria del edificio exige de una rehabilitación. Y los colectivos que gestionan el espacio temen que sea una maniobra para desalojarlos. Mañana hay convocada una protesta para reclamar la permanencia de La Invisible.

Hoy queremos conocer las razones y lo hacemos con Amanda Romero, integrante del grupo jurídico que ha acompañado este proceso desde que la invisible nació.


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