El Estado ha invertido más de 2,3 millones de euros en adecuar y arreglar este lugar de interés etnológico.
Según el subdelegado del Gobierno, Javier de Torre, esta subvención contribuye a conservar y enriquecer el patrimonio histórico, recuperar un espacio emblemático para el municipio de Conil, «cargado de historia y situado en un lugar central, que contribuirá a generar riqueza y empleo para el municipio con la puesta en marcha de un museo y una biblioteca, así como aportar nuevos espacios de encuentro ciudadano».
Recuerda que las obras se iniciaron en mayo de 2010 y, una vez finalizadas, permitirán ampliar el catálogo de bienes culturales en Conil, que «encontrará en esta actuación un nuevo foco generador de recursos».
El recinto de La Chanca se adosa al borde sur del recinto amurallado junto al río Salado y el mar, y su parte norte se vincula a la Torre de los Guzmanes y la Plaza de Santa Catalina, en el espacio más representativo de la Villa. Allí se desarrollaban desde el siglo XVI las actividades de elaboración y conservación del atún y se protegían y guardaban las artes, barcas y material en las épocas en que estaba desarmada la almadraba. En su interior, adosadas a la cerca que protegía el recinto, se levantaban naves e instalaciones de distinta tipología y factura, rodeando un gran patio de trabajo partido en dos por un muro. En el sector sureste, el más alejado de la población, se ubica la puerta principal y las principales naves que se conservan. En el patio norte, posiblemente el recinto de mayor antigüedad, se disponían las enramadas y las piletas de salazón.