Denunciar las vulneraciones de derechos a las que se ven sometidas las personas migrantes, y, de modo particular, a las mujeres y las personas LGTBIQ. Con este objetivo el pasado sábado se convocaba una Huelga Permanente de Fronteras.
Así feministas y antirracistas denunciaban en la localidad granadina de Motril, la alianza entre colonialismo, capital y heteropatriarcado que suponen las fronteras. Dicen estar hartas del racismo institucional, de discursos de odio xenófobos y misóginos, de políticas de muerte. La definen como una huelga feminista continua hasta que termine la violencia en las fronteras. Valeria Canelas, una de las organizadoras de esta convocatoria e integrante de la Comisión de Migraciones y Antirracismo de la Comisión 8M, explica que el funcionamiento de las fronteras también operan dentro del territorio, una vez las personas pasan el funcionamiento se ve en las redadas racistas, en los vuelos de deportación, etc. Canelas declara que esta violencia se ve más específica hacía el cuerpo de las mujeres y el colectivo LGTBIQ.
El cuerpo de las mujeres como mercancía
Valeria Canelas añade que está demostrado que en los CIES ha habido casos documentados de comportamientos inapropiados hacia las mujeres. En el tránsito transfronterizo, las mujeres desaparecen y entran en la red de trata. De esta manera, los cuerpos de las mujeres en las fronteras se convierten en mercancías.
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