Buscar el sabor, diversificar la producción y la concentración comercial marcan las líneas que, según el diagnóstico realizado este martes por la Mesa de Trabajo de la Fresa en su segunda reunión, hay que seguir en el futuro para asegurar la rentabilidad tras dos campañas en las que los datos no son positivos. El objetivo de este diagnóstico es afrontar el futuro de un sector esencial para la economía de la provincia con todos los medios que están a nuestro alcance.
El objetivo es atajar el problema de los bajos precios, las adversidades climatológicas y la creciente competencia de países como Francia, Italia, Holanda e, incluso, Bélgica o Alemania. El balance arroja una caída de la producción desde las 302.280 toneladas de fresa del ejercicio 2012-2013 hasta las 279.880 toneladas en la actual, un 3,8 por ciento menos.
Todo ello en el marco de un descenso de la superficie del dos por ciento, desde las 7.515 hectáreas de la campaña anterior hasta las 7.330 de la recién concluida. No obstante, diez municipios han registrado incrementos de superficies bajo plástico por encima de las cinco hectáreas, entre los que destacan los de Almonte, Lepe y Moguer.
La respuesta pasa por la diversificación de variedades potenciando el sabor, y de producción no tardía, para no entrar en una competencia desfavorable con las producciones de Alemania y países del este de Europa como Polonia. Igualmente, desde la Mesa se recalca en la importancia de la calidad y la diferenciación, -la Junta ha manifestado la voluntad de impulsar la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de la Fresa-, y una diversificación de la producción con cultivos complementarios como la frambuesa, el arándano o la mora. Otro aspecto a mejorar es la cooperación y una mayor concentración comercial del sector productor para defender, en igualdad de condiciones, los precios en las negociaciones con la distribución.