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Las nuevas adicciones, como el abuso en el consumo de las nuevas tecnologías y las redes sociales, son una amenaza para la salud

 Raquel Castro – psicóloga

En la sociedad en la que vivimos, y el modo de vida que desarrollamos, muchas de nuestras actividades diarias y cotidianas son susceptibles de convertirse en adicciones. 

Internet y el uso de las redes sociales ha revolucionado nuestra forma de acceder a la información y también de relacionarnos. Durante los últimos años, especialmente, se ha ido desarrollando un universo de redes, que se han ido especializando, por decirlo de alguna forma, en algunos objetivos de uso, como difundir opiniones, mostrar vídeos cortos y también en los grupos de edad.

Vamos a hablar de la adicción a Internet y a las redes sociales porque tienen un componente, además, que va más allá del simple consumo de datos, sino también introduce la producción con la que las personas usuarias nutren a estas redes, y lo hacemos con Raquel Castro, psicóloga de la asociación malagueña AMALAJER y de la federación andaluza FAJER

Nuevas TICs

Son un campo de nuevas patologías que están consideradas como uno de los mayores peligros de la sociedad actual, ya que existe un incremento preocupante de las llamadas adicciones sin substancia entre los adolescentes y jóvenes y, entre ellas, es destacable el abuso de las tecnologías (internet y teléfono móvil) en cerca de un 5% de los jóvenes.

Precisamente, el Plan de Acción sobre Adicciones 2018-20 del Ministerio de Sanidad incorpora nuevas prioridades, como son el juego patológico, el uso compulsivo de las nuevas tecnologías y el abuso de psicofármacos. Asimismo, la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluye el trastorno por videojuegos (Gaming disorder), que se refiere al uso de juegos digitales o videojuegos, ya sea mediante conexión a Internet o sin ella.

Las adicciones son siempre un tema de interés desde el punto de vista médico, no solo por lo que puede afectar a la salud de quien la padece, sino por su frecuencia y por las repercusiones que puede dar lugar sobre la familia, la sociedad o la salud pública.


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