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Leila Nachawati, Javier Bauluz y Javier Díaz Muriana alertan sobre los errores de la prensa cuando se informa sobre derechos humanos y emergencia humanitaria

En esta tercera y última jornada del seminario “Procesos migratorios y minorías: el periodismo ante los nuevos retos”, que organiza EMA-RTV en Sevilla durante los días 13, 14 y 15 de febrero, Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla, modera una mesa redonda con Leila Nachawati, periodista, activista de los DDHH y profesora de la Universidad Carlos III; Javier Díaz Muriana, periodista e integrante de la Asociación Al-Quds; y Javier Bauluz, fotoperiodista, Premio Pulitzer y director de Periodismo Humano.

Leila Nachawati inicia su intervención remarcando que los micrófonos de la prensa deben estar con los sin-voz, en lugar de en las instituciones. De lo contrario, entender hechos tales como la guerra en Siria y los conflictos en Oriente Próximo se hace difícil, con informaciones basadas en fuentes oficiales y en donde lo que sucede se presenta como una dicotomía: sunitas o chiítas, radicales o moderados, pro-Rusia o pro-Estados Unidos. De este modo, subraya que una región tan compleja (en donde los propios árabes, según la periodista, son contrarios a la injerencia de Estados Unidos) no puede comprenderse con claves simplistas.

Por su parte, Javier Díaz Muriana centra su discurso en la situación de injusticia que vive la población palestina en Israel, en donde se les aplica, dice, más de 50 leyes que les discriminan y les condena a un apartheid. Denuncia, también, las más de 400 colonias judías repartidas por el territorio, ilegales y consideradas un crimen de guerra en el contexto de la ocupación. Por otro lado, aboga por desterrar el periodismo de declaraciones, en donde hay unas versiones más poderosas que otras, que terminan imponiéndose al imaginario colectivo y que falsean los hechos.

Cerrando la mesa redonda, Javier Bauluz sugiere estar atentos a la realidad política y social actual, en donde los discursos xenófobos, islamófobos y racistas triunfan en la ciudadanía y en los gobiernos de Europa y Estados Unidos. El fotoperiodista y premio Pulitzer sentencia que la empatía hacia los demás es la única medicina contra la xenofobia, y que la criminalización de las personas refugiadas (achacándoles violaciones o terrorismo en Occidente) termina calando en la población y en los dirigentes políticos, quienes toman nota para sacar rédito de la coyuntura.


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