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Andalucía produce el Tomate Amela gracias al trabajo de la Cooperativa Granada La Palma, que lo produce en Carchuna, en la costa tropical granadina

Pedro Ruiz (presidente de la Cooperativa Granada La Palma)

No nos despegamos de nuestra tierra y de lo que nos ofrece.

Si pensamos en la agricultura nos imaginamos esas amplias superficies de cultivos que pueblan Andalucía, también sus invernaderos se nos vienen a la cabeza, o los productores trabajando la tierra con sus tractores y maquinaria. Desde luego, este es un sector que ha evolucionado mucho a lo largo de las décadas. Las nuevas técnicas, la mecanización, la innovación, la sostenibilidad… han llegado para quedarse.

Esa innovación que también se da en el sector agrario nos lleva a conocer hoy un producto exquisito, menos popular que otros de su especie, pero que se está abriendo hueco en las cocinas por su increíble sabor y sus propiedades. ¿Han escuchado hablar alguna vez del tomate amela?

Su rico, dulce e intenso sabor, su piel crujiente y su interior carnoso nos recuerda a una fruta fresca. Su tamaño es más pequeño que otros tomates que se consumen habitualmente pero es que, como se dice, los buenos perfumes vienen en frascos pequeños.

Y se preguntarán de dónde viene este tomate, qué historia hay detrás de él. Pues para eso tenemos que irnos hasta Japón nada más y nada menos, donde tiene un gran prestigio. Nace en 1996 y su nombre también se lo debemos al país nipón, ya que significa “Dulce” en el dialecto de la ciudad de SHIZUOKA.

Además, se preguntarán por qué hablamos de un tomate que se originó en el continente asiático. Pues porque en Andalucía lo tenemos desde hace dos años gracias al trabajo de la Cooperativa Granada La Palma, que lo produce en Carchuna, en la costa tropical granadina. Hablamos con Pedro Ruiz, presidente de la Cooperativa Granada La Palma.


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