Alumnos que participan en el proyecto estudian, sobre la zona, las posibilidades de futuro de esta franja de la costa granadina.
Habría que imaginarse Carchuna dentro de algunos años: las zonas agrícolas y urbanas comunicadas por viales interiores bien urbanizados y sin la anarquía actual. Los invernaderos, almacenes y pequeños edificios se convivirían sin problemas en un espacio esponjado de zonas verdes y numerosas láminas y estanques de agua que, además de su función ambiental y estética, tendrían un importante cometido agrícola. Castell de Ferro, por ejemplo, transformaría toda la entrada a su casco urbano, actualmente una amalgama de asfalto y medianas de hormigón, para convertirse en un amplio bulevar segmentado por rotondas que configurarían tramos con personalidad propia, con abundante vegetación, zonas de recreo infantil y de ocio.
Estos planteamientos no están definidos en ninguna propuesta ni plan, pero tampoco pertenecen a un escenario futurista. Son fruto de un extraordinario trabajo de campo realizado durante varios meses por los alumnos del taller de planes y proyectos (segundo semestre) del máster oficial de Urbanismo de la Universidad de Granada.
Los participantes, que han descubierto con ojos totalmente nuevos un territorio para ellos lleno de posibilidades, han llegado a proponer actuaciones que en muchos casos cambiarían completamente «la cara» a muchas localidades, como el núcleo de Albuñol que, en base a sus propuestas, podría dar un cambio radical a su fachada sur -la más visible en el tránsito de vehículos que circulan en dirección a la Contraviesa o Alpujarra- rodeándola de una amplia zona verde y de esparcimiento, ampliando y dotando de uso y funcionalidad la rambla, frente a su actual carácter de cicatriz territorial.