Antonio Vera – alcalde de Benadalid
Hablamos de las bondades de la castaña.
Además de fuente de salud y de riqueza, lo es también de belleza. Los árboles de los que brotan este delicioso bocado de otoño también son dignos de admirar. En la Tierra del Edén nos lleva hoy a un punto estratégico para deleitarnos: El Valle del Genal.
Situado en la malagueña Serranía de Ronda, el Valle del Genal nos ofrece un auténtico mosaico de castañares. En sus bosques no existe el devenir del tiempo, ni tampoco todo lo adverso que nos rodea. Tejen un oasis de sosiego, donde conectar con la naturaleza. Pero también nos conducen a bellos municipios que laten en sus dominios. Recalamos en Benadalid, a cuyos apenas 200 habitantes rodea un hermoso manto de donde emana las queridas castañas y las tradiciones que las rodean. Hablamos con Antonio Vera, alcalde de Benadalid.
MIRADOR DE LOS CASTAÑARES
El Mirador de los Castañares está situado a la entrada del pueblo de Benadalid si se viene de la parte de Algeciras en dirección a Ronda, a la derecha. Desde este lugar se observan impresionantes vistas del Valle del Genal y entorno. Los castaños del Valle se instalan en las vertientes norte y noreste de sus partes más altas. Están plantados, o asilvestrados, a una altura comprendida entre los 400 y 1000 m. Y siempre en zonas cuya pluviometría supera los 1000 mm. anuales.
Su introducción en la zona parece ser secular. Hoy en día su cultivo está en aumento y ocupa yá unas 3.500 hectareas para una producción de 5.000 toneladas de castañas aproximadamente. Estas plantaciones recientes suelen llevarse a cabo en terrenos con pendientes muy fuertes en las que prácticas agrarias favorecen la erosión del suelo e impiden la regeneración de especies forestales como los alcornoques, quejigos, encinas o pinos. Tres son las variedades más frecuentes en estos terrenos: la bravia, la pilonga y la temprana.
El Castaño, además de la riqueza económica que aporta como cultivo, cumple en nuestro Valle las no menos importantes funciones ecológica y paisajista. La impronta que el castañar le da a la comarca es uno de sus valores primordiales, existiendo gracias a él hasta cuatro bosques en uno: en otoño multicolor ocre y amarillo, en invierno ramaje oscuro, en primavera verde brillante y en verano verde oscuro de agradecida sombra.
Las faenas necesarias para mantener un castañar siguen siendo tradicionales: la poda de los castaños, el desrame, el abonado y la poda que controla el calibre de las castañas. Se haran los campos en invierno cuando la tierra está fresca. Luego viene las deshierba y por fin (aunque escasos) los tratamientos fitosanitarios.
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